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An RAS it 232 EL PROBLEMA RELIGIOSO bondad y clemencia que el que no es culpable por falta voluntaria, sea castigado con las penas eternas.» —Y de los intelectuales que conocen esa Religión Revelada, pero que no la aceptan como verdadera, ¿qué me dice usted? —No basta que una inteligencia sea elevada si se halla desprovista de rectitud. La mayor parte de los racionalistas contemplan el cielo religioso con un te- lescopio que produce imágenes inexactas. A eso obe- dece que muchos del campo enemigo aparentemente rectos, no aprecien debidamente el tema que vengo exponiendo. Por otra parte, ningún incrédulo por insignificante que sea, desconfía de su capacidad y juicio. Sin embargo, la incredulidad resulta fre- cuentemente de una deformidad intelectual... Los vicios del temperamento mental antes que una pro- pensión fatal, dan origen a esa incredulidad... Esos vicios emanan de la mala dirección impresa al espíritu por lecturas inadecuadas o absurdas. Hay debilidades y propensiones enfermizas en el espíritu como en el cuerpo. Ahora bien: Si la deformidad o capacidad intelectual para apreciar la verdad re- ligiosa procede de la naturaleza, es involuntaria. Si proviene de falsa educación o de higiene mental de- fectuosa, lo mismo que si procede de libertinaje, sien- do voluntaria será culpable. En conclusión, os digo que cuanto más se acerca la razón a su estado de perfección, más simpatiza con la fe. Deben saberlo todos los jóvenes científi- cos de diez a... ochenta años.

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