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REVELACION Y RAZON 227 —Mas ¿de qué aprovecha el haber sido instruidos con esa fe y el haber recibido su educación, si el hombre vive distraído, olvidado de sus deberes re- ligiosos?. .. —Aplicaos, por vida vuestra, esa reflexión. Yo tengo que deciros, no obstante, que ese hombre tan distraído de hecho y que parece que no piensa en su religión, lleva siempre una voz interior que le avisa de lo que le ocurre. ¿Sabéis acaso cuántas veces las ideas religiosas le han apartado del mal? ¿O cuántos actos buenos ha realizado por impulso de su interna fe, aun en medio de su disipación? Prueba evidente de los muchos efectos que causa la fe y que aunque dormida, existía en su interior, es la rapidez con que generalmente, en el peligro de muerte, se vuelve a la verdad sagrada. Casi pudiera decirse que en tal peligro se despliegan en el mismo momento el ins- tinto de la conservación y el sentimiento religioso, Ese hombre no miraba a su fe, pero la veía; pensaba en ella sin pensar que pensaba... Había en él un conjunto de ideas de justicia, de equidad, de decoro que vagaban en su alma inspiradas por la fe oculta y como descuidada, pero que tendían a influir en toda su vida... ¿Ocurre una mentira perjudicial? El hombre oye una voz interior: «eso es indigno.» ¿Viene la tentación de empañar la moralidad de un amigo con una calumnia? Luego sube el grito de la conciencia: «Eso es una canallada.» ¿Hay oportuni- dad de defraudar sin que nadie lo sepa? Otra vez el grito del interior: «Eso es deshonroso.» ¿Hay oca-

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