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REVELACION Y RAZON 225 que quiero sino el mal que aborrezco. La vida entera de la mayor parte de los hombres es un tejido de contradicciones. Hablad con un jugador... entablad polémica so- bre el juego que le arruina. ¡Qué pasión más funes- ta! El jugador asiente y os da la razón, pero por la noche corre sobre el tapete verde... No es posible concebir que haya hombres que se abandonen a cier- tos vicios. Ellos, si son padres o tutores, generalmen- te aconsejarán bien a sus hijos, convencidos de la verdad; pero víctimas del vicio, siguen en lo malo que no quisieran... Convencidos de la verdad, son wíctimas del mal... Hay quienes sabiendo que la dorada copa oculta veneno, la apuran. No les falta convicción, les falta fuerza moral. —Entonces llegaremos a la conclusión de que el misterio religioso produce poco efecto en los cre- yentes. —Si miramos la vida moderna, veremos a los hombres aun católicos engolfados en el negocio y entregados a satisfacer sus caprichos. Viven distraí- dos, olvidados de su futura suerte; respecto a ellos podría decirse que el efecto del credo es casi nulo. Pero debéis recordar la profunda mudanza que pro- dujo la fe en las costumbres públicas del mundo. La civilización cristiana bordada por ella... La innu- merable serie de santos gloriosísimos. Las conver- siones de grandes librepensadores cuando les tocó la gracia, como la de Saulo, Agustín y Ratisbona. Para apreciar el mérito de las creencias sobrena- 15 La eficacia de la revelación,
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