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222 EL PROBLEMA RELIGIOSO como verdadero todo lo luminoso; y no ocurre así en el misterio. as se » —Os perdono esta observación, que me parece en iba extremo necia, después de lo que hemos expuesto, Solo el deseo de ilustraros me lleva a contestarla con un ejemplo físico. La retina ocular ha sido ex- clusivamente acomodada a las ondas de mediana lon- ¡ gitud. Por carencia de conos susceptibles de reco- 1 gerlas, pasan inadvertidas para ella casi todas las ] palpitaciones de la energía radiante, por ejemplo las gruesas ondas de Hertz y las rapidísimas y penetran- tes ondulaciones de los rayos X. La región de los rayos X sería una región de ensueños que nos ofre- cería maravillas estupendas si para percibir sus on- das estuviéramos conformados en nuestros ojos co- mo estamos para las vibraciones más tenues de la luz... Acomodando este ejemplo a la mente, tene- mos explicado por qué a pesar de ser luminosa la razón humana, se le pueden escapar verdades lumi- | nosas, por no estar nuestra mente capacitada para 44 percibirla, Esto es: que la demasiada luminosidad es 1509 precisamente el secreto por qué se nos hacen miste- riosas y obscuras, sin que podamos motar su exis- tencia antes, ni comprenderlas después de la reve- lación... Lo incompren- —Confieso que me satisface el ejemplo; pero si os Se ini- los misterios son incomprensibles, ¿para qué reve- larlos? —Es un error fatal el confundir lo incomprensi- ble con lo ininteligible. La filosofía llama incompren- $4 Y j ¡ RAR

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