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Y RAZON REVELACION 219 —Jas cosas que para la razón son incomprensi- bles, no son inteligibles por tanto no son propias del hombre. —Pero decidme: ¿Cuántas cosas conocen los sa- bios hasta comprenderlas? Acaso el pequeño filóso- fo que inaugura las aulas comprende las explica- ciones del profesor? Acaso las nociones científicas que nos da la astronomía son comprensibles para la generalidad de los hombres? Acaso todos los físicos comprenden las teorías científicas de Ampere de Gramme, de Tesla o de Brauly? ¿Acaso todos los químicos penetran y comprenden al fundador de la química moderna Lavoisier? ¿Y queréis que el hombre comprenda las verdades ocultas que revela Dios, cuando no comprende las que le revela otro hombre? La mayoría inmensa de los descubrimientos los admitimos nosotros sin comprender ni mucho ni “poco su secreto... Nos dan la noticia del hecho y utilizamos el hecho sin comprender las leyes que lo rigen. La constitución de la última partícula de la luz es todavía un secreto para la ciencia. —Pero no nos parecen imposibles estos descubri- mientos de los sabios... —No nos parecen imposibles una vez de produ- cidos. El asombro se esfuma ante el hecho. Mas ¿quién os ha demostrado que los misterios son imposibles? Si no somos capaces de descubrir su existencia seremos capaces de demostrar su im- posibilidad? ¿Si no podemos saber «que son» que existe, osaremos discurrir sobre «lo que son»? Ha- La historia de Thomson.
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