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REVELACION Y RAZON 217 —¿Acaso la vida no es una revelación de una bondad infinita? Ved ahí un pensamiento de Renán; ¡pasmaos ! La revelación de las verdades sobrenatu- rales como posible y como hecho es inconcusa. Re- velar nominalmente es «quitar el velo» que ocultaba una cosa o verdad. Enseñanza de una cosa hasta en- tonces ignorada u oculta. Esta noticia oculta o de cualquiera «forma velada» puede ser del orden na- tural o del orden sobrenatural. ¿Dudáis que haya verdades ocultas al hombre? ¿Dudáis de que la in- teligencia humana es limitada? No. ¿Dudáis de que Dios posee un tesoro de verdades que desconoce el hombre? Tampoco... ¿Dudáis entonces de que Dios pueda enseñar al hombre? No. Luego es posible la revelación divina... —No niego nada de eso. Me refiero al hecho. —¿Por qué negáis o dudáis del hecho? ¿por que impone una enseñanza milagrosa? Pero el milagro no es obstáculo... Negaréis a Dios lo que concedéis a un sabio que adoctrina a su discípulo? El modo sobrenatural y milagroso es respecto del hombre... Dios puede hablar a la criatura usando procedimien- tos a su voluntad fuera de la vía ordinaria... El hecho de la revelación consta en las Escrituras... En la Encarnación... Primero habló a Adán en el paraiso; luego a la humanidad por los patriarcas; más tarde por Moisés y los profetas... Jesucristo... El argumento a priori finalmente por mace de la ne- cesidad de la revelación... Si era necesaria, Dios no podía negarnos de hecho, en justicia. Misericor-

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