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196 EL PROBLEMA RELIGIOSO to de intersección del hombre que sube y de Dios que baja... Este comercio es necesario, obligatorio, por- 11 que el hombre ningún bien tiene dentro de sí mismo 4 | ni fuera, que no sea un don que de Dios haya reci- 0 'bido. Cuanto más sabio y perfecto sea el hombre, co- ll mo más favorecido del cielo, tiene mayor obligación 4 de reconocer sus dones y de ser fiel a ellos. No es solo que sienta el hombre necesidad de verter ante Dios sus lágrimas, de extender hacia El sus brazos; ño es también que debe rendirle tributo de gratitud y q adoración. Í d —Volvemos al tema de la creación... j : —Es que de ahí arranca todo, y ahí vuelve todo. h Dios nos crió libremente. ¿A quién se le debía la AE creación? Al crear al hombre no pudo despojarse | Dios de su autoridad, y como nada había fuera de p El, todo lo que hizo lo hizo ordenado a El. No pudo A tener otro fin la creación. ¿Por qué otro motivo iba EA a moverse a crear si nada había fuera de El? De ! suerte que la creación, y luego la conservación nos obligan al reconocimiento y servicio de Dios, El egoísmo de —Eso sería egoísmo de parte de Dios. 15 Dios. —Ya os salió una palabra de que abusa el impío. | Dios no es como el hombre. Dios no se beneficia con nada de lo nuestro. Dios de nada necesita; mas al formar al hombre y al dotarle de las prerrogativas que tiene, no pudo Dios eximirle del deber de gra- titud religioso, porque no puede Dios despojarse de su autoridad divina. La gratitud es una virtud, una excelencia de la criatura, y Dios no pudo suprimir en

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