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DE LA RELIGION 189 primera iglesia cristiana se levantó sobre los muros de un templo dedicado al Sol. —¿A qué atribuye usted las supersticiones reli- giosas que todavía recuérdanse en América? —El hijo de la madre india fundador de la socie- dad americana aprendió en el regazo materno una religión en que se había fundido extrañamente el fetiquismo indio de la tradición materna con la lec- ción cristiana que la rudeza del aborigen obligó a materializar... De ahí nace el que todavía se no- ten la supervivencia de supersticiones pueriles, ran- ciamente indias, ligeramente barnizadas con refle- jos o palabras cristianas. Repetimos que hasta hoy insiste en la sentimentalidad- hispano americana algo del fetiquismo viejo, creencias o usos que la cristia- nización superficial en parte, de la conquista, no pudo extirpar... —Sea de eso lo que fuere, hoy las clases elevadas de la sociedad, sobre todo los hombres, se mantienen extraños a toda preocupación religiosa reputándola «asunto de mujeres». En el mejor de los casos le otorgan una neutralidad benévola... —Diremos entonces que «son mujeres», aquel ca- tálogo de sabios que trae Canchy en su abono, hom- bres de vasta cultura y de fe en Dios y en el dogma religioso. ¿Sería «mujer» Pasteur que decía que por dedicarse a la ciencia tenía la fe de un bretón y que si más ciencia tuviese poseería la fe de una bretona? Aunque estoy por concederos que los hombres ge- generalmente son poco religiosos porque son poco La irreligión de los de hoy. hombres

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