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DE LA RELIGION 187 el patriarca de Ferney desleía en los aires sus vene- ros religiosos... y tuvo crisis personales en que buscó el amparo de la religión. Hoy la historia apoyándose en el axioma de que ningún efecto puede exceder la naturaleza de su causa, enseña que un efecto tan universal cual es el sentimiento de la religión necesita también una cau- sa universal. La frase de Voltaire ¿es acaso una razón?... La ignorancia y el atraso no pueden tam- poco causar un efecto tan sublime que se halla en los mismos sabios de primera magnitud. Schopenhauer observó muy bien que no proviene de los sacerdotes la religión sino de la religión el sacerdocio. Si no hubiera antes religión no habría sacerdotes. Ellos son después de ella. —Algún escritor ha dicho que el hombre cuater- nario no conoció religión. —Para contestaros acotemos lo que estampa $. Reinach en Cultes, mythes et religions. Nadie cree ya con Gabriel ¡Mortillet y Novelacque que el hom- bre cuaternario no haya conocido la religión, por que en suma, desde la edad del Edén hasta nues- tros días, la naturaleza siempre ha escuchado el gri- to del alma que busca a Dios, y es indudable que de todos los códigos religiosos como el Zeudavesta, los Vedas, los King, los libros de Buda, del Corán, etc., se exhala el perfume de la oración. La ilustre es- critora doña Blanca del Río llama a las cuevas de Altamira «la capilla sixtina de la edad cuater- naria», El hombre cua- ternario.

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