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DE LA RELIGION 181 —Ia relación de dependencia que os he dicho, es una necesidad natural que brota del Principio Crea- dor. Desde que el alma humana tiene pensamiento y voluntad, debe reconocer que está sujeto a Dios y debe querer vivir en esa sujeción. La inteligencia y la voluntad del hombre de suyo son religiosas, por- que de ellas parte este sentimiento, como la luz del astro y el perfume de la flor. La religión es una necesidad de naturaleza. —Ocúrreseme que en ese supuesto no habría hom- bre sin religión y yo he conocido harto irreligiosos. —Diréis mejor que no la practican. Las más de las veces la negación que fluye a los labios no sube del corazón. Los que alardean demasiado de su falta de religión, prueban lo contrario de lo que preten- den. Quien sinceramente desprecia una cosa, no se preocupa de ella... Si no creen en la existencia de la religión, ¿por qué se enfurecen escribiendo y ha- blando vanamente contra ella? No debe tomarse por irreligión del corazón la irreligión de las palabras. Niegan la religión porque no quieren practicarla, y eso es muy cómodo, pero no es filosófico. —¿El no querer practicarla no obedece a la ca- rencia de religiosidad? —No; frecuentemente obedece a la apostasía. Las pasiones del hombre son algo distinto que el enten- dimiento y la voluntad. En todo hombre irreligioso hay una guerra sorda entre lo que siente y lo que quiere... Lo que quiere muchas veces es ahogar la luz religiosa en una laguna de lecturas irreligiosas Causa de negación.

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