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CAPITULO I DE LA RELIGION —Todas las legislaciones de los pueblos antiguos descansan en el temor de los dioses. —Como el sol es el mejor guardián de nuestro bien físi- co, así lo es la Religión de nuestra dicha moral. Una vez enterados de lo que respecta al destino y de lo que nos espera en la vida futura, nos conviene afrontar este problema : ¿Qué debe hacerse para ase- gurar la eternidad venturosa? ¿Cuál es el camino de la vida? —Temer a Dios y servirle adorándole y amán- _dole. Esto es todo el hombre y es también lo que se llama religión. Es el medio que estableció Dios para cumplir en la tierra nuestros deberes. Es la escala de oro por la que hemos de subir a la gloria. .. —¿Por qué me habla usted de Religión? —Porque entre el principio y el fin debe de ha- ber un medio, y ese medio ha de señalarlo el mismo Dios, que es a la vez principio y fin del hom- bre. El hombre piadoso y el hombre ateo están siem- pre hablando de religión; el uno habla de lo que El camino de la vida.
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