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10 EL PROBLEMA RELIGIOSO cosa que lo que se vive... Es una voz o un ins- tinto que sube del fondo bajo, pero que es imposible llegue a ocultar por completo el mundo de las ideas y de los misterios que en una región superior gra- vita. Mientras el misterio de lo infinito pese sobre el pensamiento humano, dice el insigne Pasteur, se ele- varán templos a su culto y en las losas de esos tem- plos veréis a hombres arrodillados, prosternados, su- midos en el pensamiento de lo infinito (1). El escalpelo de la crítica ha hecho en las de- más religiones la disección de un cadáver. El ca- tolicismo cada día gana nuevos terrenos en el campo científico; pero hay una «conspiración del silencio» de los enemigos de la fe, y en sus obras no aparece el catolicismo más que en caricatura, no en su gloria. Ninguna religión, excepto la católica, ha podido resistir el análisis de la ciencia humana. Las demás, como creaciones humanas, sucumben al empuje de esa ciencia. La religión católica, como única verda- dera y divina por ende, nada teme tanto como no ser conocida. La ignorancia religiosa es para la Igle- sia el mayor de los enemigos. El estudio abrillanta la fe, y como se ha escrito hasta la saciedad, la ciencia conduce a Dios cuando es de buena ley y completa; la semicultura intelectual aparta de la fe, de esa fe a cuyos pies pusieron lós sabios más ilus- tres las coronas ganadas a la ciencia. (1) Discurso de recepción en la Academia Francesa.
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