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La vida pre- sente reclama la justicia fu- tura. 152 EL PROBLEMA RELIGIOSO dos dificultan la vida moral. El hombre que quiere ser rey de los demás, no quiere ser rey de sí mismo, No sabe dominarse... Como dijo el Salvador: el hombre que peca se hace esclavo del pecado, esto es: en adelante sirve al pecado y le está sometido. De ahí la dificultad de vivir virtuosamente. Por otra parte, los mandamientos constituyen la mejor profilaxis de salud. El código divino es muy humano, y la ley se ha hecho para bien del hombre. La observancia de la moral entraña dos premios: el de esta vida y el de la otra... —¿Por qué, pues, se ven casos de almas morales y justas oprimidas y pobres, sufriendo el rigor de la vida? —Por eso precisamente debe existir una vida fu- tura de premios y castigos. Vemos que durante la vida ni el bien ni el mal son debidamente tratados, Los viciosos triunfan y se recrean. Los justos son oprimidos y lloran. No depende eso de la misma ley. A pesar de la ley divina, se interponen factores hu- manos y se persigue a la virtud y se enaltece el cri- minal. De ahí que muchas veces brote del hombre recto esta reconvención: «¿Por qué Dios no defiende su obra? El, a quien únicamente puede agradar el bien, ¿por qué consiente que triunfe y prospere el mal 7?» —Es verdad. Yo mismo he dicho cosa parecida hartas veces. —Pues sabed que de esas injusticias del tiempo se deduce la necesidad de un lugar donde la verda-
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