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EL DOGMA DEL INFIERNO 151 cerrar las fauces del infierno, pero mientras respeta la libertad humana, tiene que atenerse a las conse- cuencias de la responsabilidad que de ella nace. Por otra parte, pudo escribir el Dante que el in- fierno también es obra del amor, porque tendría que cerrarse el cielo para suprimir el infierno. Si exis- tiendo ese horrible espectro que infunde tantos mie- dos, todavía hay tanto mal en el mundo, ¿qué sería si se suprimiese ese lugar de castigo? ¿Quién obra- ría lo bueno no habiendo castigo para lo malo? El torrente de pasiones solo pudo contenerse con ese muro de fuego... y a veces ni con eso se sostiene. Es, pues, una obra de amor de parte de Dios, pues con el infierno trata Dios de eyitar que caigamos en él y nos encaminemos al cielo. —Permitame usted esta otra objeción. ¿Por qué permite Dios que la virtud sea tan difícil? O ¿por qué deja destruir tan criminalmente la ley? —¿Quisierais acaso que Dios nos hiciera violen- cia sobre la libertad? En este caso aumentaría la an- tigua manía de blasfemar diciéndose que Dios nos hacía esclavos y mo reyes de la creación... Como reyes llevamos el cetro de nuestras responsabilidades y fabricamos nuestra suerte. La dificultad de la vir- tud no es tanta que no se pueda cumplir, «Deus im- posibilia non jubet.» «Praecepta Dei gravia non sunt.» Dios no manda lo imposible, ni son graves sus preceptos para un corazón recto. La prueba está en tanta suerte de vírgenes y almas grandes que fueron santas. Las pasiones y apetitos no modera- ne En amor. de La la Dios tie- razón de dificultad virtud.
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