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La negación por temor de encontrarse con éL 146 EL PROBLEMA RELIGIOSO nero humano. Hasta la gentilidad nos habla de un Tártaro que responde a nuestro infierno de los con- denados. Diríase que el género humano ha extraído este principio de los mismos Libros Santos y lo ha encontrado conforme a la razón, y la razón ha san- cionado su existencia. —El tema es demasiado temible para no preocu- parse. Yo deseo tener una noción bastante clara so- bre él, —Muchos se contentan con negarlo, temerosos de encontrarse «con él», pues acibararía toda su vida. Yo tengo por inconcuso esta observación que hizo «un prudente» : «Nadie comienza a dudar del infierno hasta que se va dando cuenta de que derechito se precipita en él.» No tenemos interés ninguno en negar la otra vida, sino por este espanto que nos causa el castigo eterno. A nadie se ha visto intere- sado en negar el cielo hasta que ha conocido que no ha de ser para él. Los vicios no pueden tener derecho para entrar en el cielo, y en ese caso, los viciosos han optado por negar también el infierno... Su misma negación temerosa, es una afirmación. —Me está usted mareando con esas observacio- nes... Es la historia inédita que llevamos por den- tro, sin embargo... —Hay pues que deshacer esa historia y venirse a la realidad... Es inconcuso que a todo incrédulo le asaltará por lo menos muchas veces en la vida este interrogante lleno de puñales: «¿Y si existe el in- fierno? ¿Es seguro que no hay infierno?»

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