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INTRODUCCION 9 ventud intelectual» ante todo, aunque todo hombre razonable, deberá leerlo afanosamente (1). Desde que Berthelot pudo presentar «productos orgánicos», pero no materia «organizada», porque le faltaba el principio coordinador, empezó princi- palmente en esta última era el desprestigio del ma- terialismo; y desde que se ha demostrado que lo que separa el mundo inorgánico de los seres vivos es un abismo insondable, a saber: el río misterioso de la. vida del movimiento ab intrínseco, se ha ido sobreponiéndose el sentido espiritualista, sobre todo cuando se ha llegado a ver que no está en las manos de la ciencia la arquitectura de los divinos puentes de la vida, Quedando triunfante el espiritualismo, quedaban en franca derrota todas las ideas materialistas, y te- níamos la puerta abierta para el mundo invisible del misterio y de la religión. El anticristianismo reduce la certeza al dominio de lo sensible; y evidentemente hay cosas que están por encima de la sensibilidad y de la comprobación de laboratorio... La juventud, afanosa de ver y experimentar, tam- bién siente cierto prurito de pensar que no hay otra (1) Los grandes apologistas antiguos y modernos del Cristianismo han tenido en cuenta dos objetivos: demostrar contra los que no creen, e instruir a los que creen para enseñarles a razonar su fe, dándose cuenta de la solidez de sus fundamentos, como quiere San Pablo, para dar razón de ella. Derrota mate rialista,

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