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LA VIDA FUTURA 141 a una realidad. Donde quiera que haya animales pro- vistos de ojos para ver se supone que hay ondas lu- minosas, de otro modo sería inútil el ojo, y la natura- leza nada hace inútilmente. Doquiera haya oídos para oir se supone que existen vibraciones ondulatorias sonoras. Una cosa pide la otra en la providencia del Creador. Luego si Dios puso en el hombre un pen- samiento capaz de la verdad eterna y un corazón capaz también del bien eterno, y aspiran a ello, es necesario admitir un lugar donde esto sea un hecho y que no deje de ser verdad de parte de Dios. Si Dios puso en las golondrinas instinto de emi- gración es porque, aunque nunca ellas lo hayan no- tado, existe una región donde se reproduce la pri- mavera. Esos anhelos que llevamos dentro nos tien- den el puente entre los dos mundos y pregonan con elocuencia soberana la existencia de la vida futura. —Luego debemos concluir que la tierra es un medio y no un fin sobre el hombre? —Efectivamente; y es un absurdo pedir a la tie- rra lo que ella no puede dar: la felicidad. Y aunque el positivismo materialista ha querido convertir la tierra en un fin, la gravitación irresistible del espí- ritu nos lleva a buscar un más allá... —¿Cómo pueden renunciar pues los hombres a la esperanza de una vida mejor y completa ? —Sólo dejan de querer la vida eterna los que no pueden poseerla... —Luego la vida eterna no será para todos la misma? La vida futu ra no será igual para todos.

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