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LA VIDA FUTURA 139 que nos señala el destino... Forja bien andanzas y dichas que quiere, pero que nunca logra... Mas no hay que pensar que Dios nos dió tal facultad para burlarse de nosotros. Es para estimularnos a cosas mejores que las de la tierra que no llenan ni pue- den poner en reposo ni el pensamiento ni el cora- zón. Las aspiraciones del hombre son como alas in- crustadas en sus nobles facultades; alas con que de- bemos remontar el vuelo más allá de esta vida. —Era mejor no aspirar a nada. —Indudablemente que era mejor no aspirar a na- da si nada se pudiera lograr. Mas por mucho que eleva al hombre su aspiración mucho más podrá lo- grar con su fidelidad a Dios y a la gracia. ¿Por qué queréis suprimir esos arranques del alma? ¿Por qué abatir esos vuelos sublimes de la fantasía? ¿No bordan ellos las artes y encaminan el genio de la belleza por el progreso? ¡Oh! Si suprimiéramos en las montañas sus cúspides, se convertiría todo en monótona planicie. Si cortáramos al mar sus ilimi- tados horizontes se convertiría en un charco mise- rable. Si quitáramos al hombre esa aspiración a lo más allá... haríamos con él una obra cruel, haría- mos lo que con el águila al arrancarle las alas. En- tonces se arrastraría mutilada y sangrante por la tie- rra como un simple reptil la que era señora de los aires y reina de las aves... —¿No es esa precisamente la situación de los hombres que han amputado por la incredulidad las aspiraciones de la otra vida?... Como simples reptiles, nó; co- mo águilas,

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