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A Bichitos luz. de 134 EL PROBLEMA RELIGIOSO abrazarse con el mismo sol, de la misma suerte el entendimiento en la búsqueda de la verdad tiene que dar con la verdad suprema. Y tal es ahora la orde- nación del cielo que luego de conocer la verdad po- damos poseerla y gozarla eternamente. El entendi- miento prueba la vida futura, porque es su anhelo, —¿No le basta a la inteligencia la conquista de tantas verdades como realiza en la tierra? —¿Cuántos hacen esas conquistas? ¿Qué son esas conquistas? No os escandalicéis si os digo que la ciencia todavía está en pañales y en simple forma- ción. ¿Qué es eso para poder saciar la sed, y hambre de saber: que tiene el hombre? Después de ochenta siglos de investigaciones lo que sabe el hombre es una gota, lo que ignora es el océano de Dios que le espera. Por mucho que viva y estudie, el hombre tendrá que repetir lo que el insigne polígrafo mon- tañés Menéndez y Pelayo, quien al morir dijo: ¡Qué lástima morir teniendo tanto que leer! —Mas no me negaréis que el genio del hombre ha dominado en mucha parte el reino de la verdad. —Es cierto que mucho ha discurrido el hombre, pero todavía tiene que repetir con Pilatos delante de Cristo: ¿qué es la verdad? ¿quid est veritas? Lo que sabe es una centellita de la inmensa hogue- ra; el sol de la verdad le espera en la otra vida. El hombre no puede satisfacerse con «esta» o «aque- lla» verdad ; el hombre quiere «la verdad» no la ver- dad en el arroyo sino en su fuente... Pasarán mi- llares de siglos de investigaciones y el hombre res-

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