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150, EL PROBLEMA RELIGIOSO sobrenatural... La experiencia interna por una par- te y la fe por otra, nos dejan cumplidamente segy- ros de una vida futura, de premios o castigos, 1144 Somos algo más que un puñado de polvo vivo ca- minando perpetuamente desde la cuna al sepulcro, La materia de nuestro cuerpo vuelve a su origen, que i es la tierra, pero centellea un alma inmortal en este amasijo de polvo organizado. En vano los filósofos que admiten el espíritu quisieran arrancar de su frente la corona de la inmortalidad con que Dios le adornara. La eternidad del espíritu supone y exige otra vida. Ahora vemos las cosas eternas por reve- laciones como en un espejo, en la obscuridad; mas entonces las veremos cara a cara como ellas son en sí (1). A esto que escribe San Pablo, añade San 1 A! Juan: «Ahora somos hijos de Dios y no aparece aún lo que habemos de ser. Sabemos que cuando El apa- 15 rezca seremos semejantes a El por cuanto nosotros Ka lo veremos así, como realmente El es.» Cuando los hombres vean los misterios, dejarán de ser hom- bres para ser algo más. Pero esta visión futura hay que merecerla antes de alcanzarla. Negaciones fi ——Mas los filósofos han combatido la eternidad j losóficas. de las almas. di —La lógica, más poderosa que todos los filóso- fos, ha pulverizado sus negaciones, aunque no ha podido pulverizar sus vicios. Estos son los que man- tienen en alto la bandera de las negaciones. Ningún a (1) San Pablo 1. Cor. XIII.

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