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INTRODUCCIÓN Los deberes del hombre no son un problema. La religión es un hecho, y por tanto no es problemática para un hombre. Sin embargo, dado el modo de ser intelectual de la presente generación, queremos estudiarla como un problema. Nos dirigimos singu- larmente a los jóvenes universitarios y a los que, habiendo hecho sus estudios de segunda enseñanza, quieren saber, quieren conocer lo que dice la ciencia sobre los principios básicos de la religión. Es doloroso ver al hombre vendándose los ojos voluntariamente. En el campo de la incredulidad hay muchos ancianos que son verdaderamente jó- venes... dada la falta de bases de sus juicios acerca de las verdades religiosas. No hay que fijarse si son o no grandes talentos. «Misericordioso y justo a un mismo tiempo Dios, niega a las inteligencias culpables la verdad, pero no les niega la vida; las condena al error, mas no a la muerte» (Donoso Cortés, Ensayo). Es incomprensible cómo muchos sabios se obsti- nan en substituir con absurdos los misterios, sin ha- ber estudiado el problema religioso. Hay no obstante, una reacción.

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