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La vida de huestro Planeta. 122 EL PROBLEMA RELIGIOSO apagando su brillo. Al cabo terminará por envolverse en una costra sólida, como en un sudario. —¿No será posible esperar una nueva vida para el sol como ocurrió a la Tierra al enfriarse? —No existe tal posibilidad, porque no hay a dis- tancia proporcionada otro sol que lo vivifique, como él vivifica a la Tierra. Así lo afirman el abate Mo- reux y el señor Echegaray, en su libro Teorías mo- dernas de la física. —¿Qué será del sol cuando le sobrevenga esa crisis? —Convertido en un astro nuevo, aparecerá como un cadáver que llevará por mortaja un manto de tinieblas. A través del infinito rodará por la inmen- sidad sin fin, sin luz, sin calor, sin agitación, sin vida. —Supuesta, pues, la explicación que me dais, ¿la Tierra vivirá mientras no muera el sol? —No es esa la consecuencia. La tierra morirá en lo que respecta a la vida humana, cuando llegue el fin de los tiempos señalados, no a los planetas, sino 'a la misma humanidad. —¿De modo que uno es el fin del universo y otro el fin de la humanidad ? —Cabalmente. La Tierra podrá seguir como hoy, aunque haya acontecido lo que está profetizado para el hombre. —¿Qué es ello? —La humanidad tampoco es eterna: vino después del cosmos y acabará antes que él. Vendrá un día
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