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Edison y las unidades maes- tras, 110 EL PROBLEMA RELIGIOSO de se fabrican las grandes ideas constructivas; pero mientras que toda materia puede fraccionarse, ¿quién puede fraccionar las ideas? ¿Quién admite fraccio- nes de derecho, de bondad, de verdad, etc.? La pa- tria se forma de regiones; pero la idea de la patria, ¿de qué fragmento se completa? El poder de gene- ralización, el poder de abstraerse en la idea y de ele- varse de un acto mental a lo universal o a lo abso- luto, ¿puede atribuirse a la materia? Los sentidos, como la materia, viven de lo concreto, porque su ob- jeto es lo particular, ¿por qué entonces el hombre lle- ga a descubrir de unos actos una ley? ¿Por qué Newton en la caída de una modesta manzana vie- ne a descubrir la famosa ley de la gravitación uni- versal? ¿Por qué el zoólogo de un insecto que observa sube a discurrir sobre la especie y el géne- ro? ¿Por qué el geómetra desde una figura trazada en la pizarra se sube al cálculo de los infinitos? —No se me ocurre objeción alguna que oponerle, —Es que es imposible. Los materialistas como Edison, no reconocen el espíritu, pero lo prueban. Hablan de unidades maestras que escapan al micros- copio y que son invisibles. Admiten que esas unida- des no pueden ser destruidas y que sobreviven. Edis- son mismo repite estas cosas y añade: «Yo creo que la personalidad sobrevive y que persistimos.» ¿Qué es eso sino probar la existencia del espíritu en el hombre, aunque no quieran llamarle como nosotros? No hay «equivalente» que substituya el alma en los fenómenos humanos psíquicos. Podéis leer en la
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