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La telepatia. 106 EL PROBLEMA RELIGIOSO años fuí lo que fuí... y sé que soy el mismo per- sonalmente de hace diez años. —Los recuerdos se dice que van y vienen, y se dice mal. Los viejos recuerdos duermen y no reapa- recen muchos hasta que se los llama. Duermen y despiertan. Algunos se olvidan porque no se les hizo caso, y los que vinieron después ocuparon su lugar. Pero muchos resucitan o despiertan al conjuro de la voluntad y de la reminiscencia. ¿Dónde permanecían? ¿Quién los sujetaba? Yo... mi personalidad... Lo espiritual, que sin apartarse nunca se va vistiendo de nueva carne como de nuevo traje. El espíritu como una roca estable y fija en medio de ese océa- no de años, de días y de sucesos; y porque es es- table formando mi personalidad, el hombre de hoy es responsable de lo que hizo hace diez años. Ese yo personal sabe que todo aquello que pasó fué su- yo, que por él pasó quedándose... pasa el acto que- dando el recuerdo y la responsabilidad de haberlo realizado... Haceos también esta pregunta: ¿Por qué no se descompone mi personalidad constituyen- do muchos individuos a través del tiempo? ¿Por qué, en una palabra, desde que nací del seno de mi ma- dre, yo soy yo y no otro? No podéis asegurar que este cuerpo sea el mismo, porque muchas veces se ha renovado. Entonces queda la solución inconmo- vible: hay algo que no es orgánico y material en nosotros... el espíritu... Hagamos otro argumento: Los fenómenos tele- páticos o de visión a distancia de que tanto se habla,

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