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El desgaste cerebral y el fenómeno pen- sativo. 94 EL PROBLEMA RELIGIOSO segundo. Los rayos (a) de los corpúsculos radiac- tivos se mueven con velocidades próximas a 20.000 kilómetros por segundo. Los rayos (b) a razón de 200.000 en la misma unidad de tiempo; pero todo eso ¿qué es en relación con la rapidez del pensamien- to? Los rayos más veloces dejan una modificación fí- sica por donde pasan; hacen «sentir» su presión, de- jan sentir su presencia... El pensamiento atravie- sa en un amén todas las fronteras y no deja nin- guna señal de su paso. Podéis hacerla volar con una energía mental capaz de muchos desgastes cerebra- les, no dejará ni una sencillisima conmoción física, ni en el medio por donde va ni en la meta de su ruta. Cruzará la onda pensativa por todas las direc- ciones como las ondas calóricas y luminosas, pero como esa onda ideal no es material, no deja rastro ni nadie le puede recoger en la antena de su torre. —¿No acaba usted de decirme que produce des- gaste cerebral? —Lo que causa el desgaste es la energía mental, el trabajo que se hace para pensar, no el pensamiento. Es cierto que con mucho pensar llega uno hasta el extremo de enfermar; mas eso ocurre porque el trabajo da una «combustión fisiológica» o psíquica de elementos externos que llegan al cerebro. De la impresión que causan estos elementos se desgasta la naturaleza, pero a la vez el alma se apodera de esa impresión y elabora su idea, que no es la impre- sión que fatiga el cerebro sino un producto del po- der abstractivo del agente-alma.

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