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— 83— tan sagrado y ante un público devoto y entusias- mado, que sólo por la fe en Cristo llega a Lim- pias, haga las manifestaciones que discutimos. Entiéndasenos bien: puede el demonio transfor- marse en ángel de laz, representar a nuestro Se- ñor, a la Virgen y a los santos ; pero un hecho miento,o por aplicación de activos a pasivos, de un modo desconocido al hombre. Demos un caso. Se cuenta de Etigenia, hija de Agamenón y de Clete- mestra, que fué convertida en cierva como en otra ocasión las varas de los magos se trocaron en dragones delante de Faraón. San Agustín explica este caso de Efigenia, por la substracción de la misma y colocación rápida de la cierva en su lugar. (Per summam et imperceptam demonis celeritatem, lib. 18 De Civit Dei, cap. XVI.) Lo de las varas de los magos tiene la misma explica- ción, según muchos teólogos. (Cf. De ser. Dei canonizatione, lib. IV, part. 1, cap. HI.) Adviértase aquí de paso que siempre es dogmático que el demonio no puede realizar milagros verdaderos porque éstos no sólo deben exceder la fuerza de la naturaleza vi- sible y corporal sino que deben verificarse sobre el orden de toda creada naturaleza. Sin embargo, queda en su recto sentido la frase española : « Hágase el milagro aunque lo haga el diablo »; porque Dios, según queda dicho, puede usar de demonios como de instrumentos para hacerlos, y así creen algunos que las plagas de Egipto fueron obra de ellos como instrumento del Altísimo. Mas, en estos Cca- $08, será siempre para el bien del hombre, y no hay que temer sino alabar a Dios. El demonio obra impelido por el Señor, porque él, de suyo, lejos de cooperar a la glo- ria divina, quisiera destruirla y aniquilarla por completo.

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