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Jesucristo mismoen forma de hombre, y como representó otros objetos delante de Faraón y to. do el pueblo, generalmente lo hace en formas poco suaves, aterradoras, y aunque puede impri- mir movimiento local a ciertos cuerpos y aun a los ojos de una escultura, esto no parece ser corrien- te ni ordinario. El poder del demonio está subordinado a la voluntad de Dios (1), y no es de creer que la Diyi. na Providencia, permitiese que desde un objeto (1) Es doctrina corriente, entre los teólogos, que el de- monio, por el pecado, no perdió su poder de obrar ad extra con acción transeunte y corporal que es natural al ángel, porque por el pecado no quedó disminuído lo que le era natural (Santo Tomás, I Pare, q. 63, artículo 4%). Mas, aun- que ésta su potestad y virtud no le fué substraída ni ami- norada, por el orden de la gracia, empero, y en suplicio de su culpa, le quedó restringida. De suerte que el ángel superior puede naturalmente cohibirle en su natural vir- tud para que no use de ella exterius. Así, aunque el ángel bueno sea inferior en naturaleza, a veces el inferior de ellos puede cohibir al superior de los ángeles malos, obran- do como ministro de Dios. El angélico enseña, además, que así como los ángeles buenos pueden realizar algunas cosas ultra naturalem virtutem, por gracia de Dios, en cambio los ángeles malos pueden menos de lo que les es natural ez divina providentia deprimente. (Gudit disp., $ 6 De mira- culis, art. 5.) Es indudable que pueden hacer cosas maravillosas para la capacidad del hombre, aun en cosas corporales... Y esto, o por ilusión de sentidos, o por celeridad de movi-

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