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Valiente ella y hombruna de sentimientos, ex- clama: «¿Cómo va a mover los ojos un cacho de palo ? »... Apenas pronunció la frase y miró a «la imagen», cayó de hinojos gritando: «No me matéis, Dios mío; yo creo ».., De Santoña fueron cinco jóvenes como pudie- ran ir cien por satisfacer su curiosidad o su ve- neración piadosa. Cuatro de ellos admitían el prodigio como milagroso ; el quinto, espíritu fuerte, no comulgaba con ruedas de molino. Lo natural era que de ver la maravilla la viesen los cuatro erédulos y tal vez sugestionables ; pero ocu- rrió al revés, la vió sólo el valiente, y lo afirmó con juramento. Naturaleza de la neurosis. La alucinación neurótica atribuye corporali- dad real a la percepción meramente imaginariay pueden darse alucinaciones de todos los sentidos. Los psico-sensoriales tienen por objeto seres del orden exterior, como el Santo Cristo o cualquiera otra cosa perceptible primero por los sentidos. Las psíquicas tienen por esfera la psicosis ; el alu- cinado escucha un solo pensamiento. El meca- nismo psicológico y fisiológico de las alucinacio- nes se explica por la teoría periférica que las atribuye a excitaciones periféricas del órgano respectivo, como afirma Ball y Calwell, por la

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