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= Y — sión que examinara el templo y el Cristo, y los rincones del lugar donde recibe veneración ; el resultado de la investigación fué que nada podía concurrir al fenómeno y que no había causa na- tural alguna que lo explicara. Podría decírsenos que había en ello ¿intereses creados, y que podía sospecharse incluso hasta de la rectitud y caballerosidad de tan altas autorida- des y personas tan independientes como don Ra- món Carasa, don José Garros, el padre Atien- za, etc. (1). Dado que los personajes afectos a la Montaña lo fuesen, ¿lo serían también los que iban de lejos llevados en alas de la veneración ? ¿No habían de protestar éstos por habérseles obligado a dejar sus casas, a gastar su dinero, y a molestarse notablemente atraídos por una ur- dimbre engañosa ? Pues todo lo contrario. Los que firman el pro- digio son generalmente extraños a la tierra. (1) España Nueva lanzó el disparate del mecanismo ocul- to como causa de las visiones. Para refutación de ellos, si mereciese refutarse, tenemos el hecho de que el eminente escultor don José Garros, el padre Atienza director del colegio de los Paules en Limpias, el padre López profesor del mismo colegio en el ramo de ciencia física, el aboga- do don Ramón Carasa y el prestigioso caballero don Ga- briel Fernández Somellera, jefe del partido católico de Méjico, todos juntos hicieron un detenido examen de la escultura ; examen que se guarda con cuidado como tri- buto a la verdad de lo que allí ocurre,