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a cuenta que en tal caso la ilusión no es atañante al fondo de la sensación sino a algún detalle, Pudieron los videntes no ver ni coincidir en las mismas cireunstancias; pero todos coinciden en el fondo. Además, en nuestro caso parece signifi- car lo contrario de lo que se trata de probar, por- que precisamente la atención estaba empapada en la visión y en su objeto, más que en ninguna otra cosa, de suerte que podían los videntes ftijar- se con mejores condiciones de perceptibilidad y de conciencia en aquello que era el blanco de su atención. Sobre todo, no se trata de que puede haber mil clases de ilusiones de óptica y de percepción, Algún ilustre autor ha querido sacar de ahí par- tido para causar en las almas un escepticismo enervante. Lo que importa comprobar es si esas ilusiones posibles en general son reales en parti- cular en los fenómenos limpienses. Las ilusiones de óptica geométrica y de apre: ciación de distancias son muy numerosas pero son momentáneas: con un poco de reflexión se corrigen en el acto. Así, por ejemplo, la extensión de un espacio lleno es tenido por mayor que la de un espacio vacio; una línea indicada por pun- tos parece más larga que otra de trazo continuo. Estas ilusiones, debidas en gran parte a las sensa- ciones cinestésicas de los ojos, no resisten a una simple prueba de medición o de reflexión. Ni se