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proximidad de un diferente color hace que atri- buyamos a una superficie colorada lo que no se lo atribuímos en caso contrario, o que un color se presenta más fuerte y vivo : pero ¿qué de esto ocurre en Limpias ? Nada de llamativo representan allí los colores que rodean al Cristo del milagro. En dos momen- tos diferentes, sobre el mismo fondo de colores y a la misma luz, se ve avivarse el color de la san. gre y amoratarse el rostro. Y todavía debemos repetir que ocurre en el mismo momento, ver unos un colorido y expresión en el rostro de Jesús, y otros estar observando color y expresión distin- tos. ¿ Eso puede ser efecto de una causa natural ? Sobre todo en el caso de que los fenómenos diseu- tidos obedeciesen a un efecto de luz o de medio artificial, ¿no sería descubierto para este hecho, por algún concurrente interesado, en asignar una causa natural a tales manifestaciones ? Ved ahí un argumento formidable : pues todavía no ha habido quien haya asignado allí un medio natu- ral de los fenómenos. Seguramente muchos de los que se niegan a admitir en estos casos causa su- perior habrán dicho para su capote : « Si yo fuese a Limpias haría una investigación para dar con la causa natural. » ¿Creerán esos señores que otros no habrán he- cho el mismo propósito al ira Limpias ? ¿Pero la conclusión fué de todo en todo contraria ? Sa-