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— 47 ¿Eso es posible? ¿Responde eso a una visión real? ¿A un estado teológico aceptable, a una concepción sana del modo de presentarse Dios causando el milagro? Desde luego que aquella escultura, encumbra- da al honor de la fama, de suyo no puede dar la sensación que da al producirse del modo que se produce ante la mirada de los que ven el milagro. Si eso que dicen que ocurre es verdad, allí hay una intervención que no es normal en el orden de las cosas humanas; una intervención que no pue- de atribuirse a fenómenos ópticos, bajo la influen.- cia de una psicosis o a un espíritu malo, con objeto de embaucar y perturbar el orden moral de las conciencias, ni tampoco a una real y positiva in- tervención humana, con el fin de obtener un re- sultado útil para los creyentes ... Veámoslo. Aspectos que reviste la cuestión. Lo que va causando emoción tan profunda y se repite con frecuencia tan singular en la Divi- na faz del Cristo de Limpias, ¿puede atribuirse a un fenómeno puramente óptico ? ¿ Y por qué no, con tal de admitir en ese fenómeno subjetivo, no un elemento anormal neuropático o morboso, sino una influencia extraña al sujeto que recibe la yi- sión?... Cabe que se verifique sin realidad mate-

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