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La cuestión. Nuestro estudio, aunque brevísimo y somero, no se refiere al « milagro » en sí considerado, cu- ya posibilidad no es asunto de debate, por ser to- talmente inconeuso. El milagro, no solamente es posible, sino que es un hecho confirmatorio de la verdad de nuestra religión, cuya filosofía y eríti- ca están ya «hechas », y es imposible negarlo... Eso tocaremos más adelante. Dios puede hacer milagros lo mismo en Lim- pias que en Tonkin; lo mismo por medio de un ángel que de un hombre, en la uña de una roca que en el fondo de la mar, sirviéndose de un me- dio oportuno ya sea una escultura de madera o sea también una aparición maravillosa, como la de Lourdes. : El caso que se nos pone delante de los ojos, en Limpias, es una escultura que ha estado durante años, tal vez siglos, inanimada, muda, fría y aho- ra se anima, se siente dirigirse en varias direccio- nes; y esta escultura se manitiesta vital, emocio- nante para muchos, y queda totalmente muerta para otros, en la misma hora, en el mismo instan- te, en la misma ocasión en que todos, absortos co- mo estáticos suplicantes, están mirando la faz hermosa, artística, de una entonación majestáti- ca, de sublime y enamorante expresión.

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