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15. « Amplío mi declaración de ayer que a cau- sa de haber llamado para formar en el regreso de la peregrinación no puedo explayar, manifestan- do que además del movimiento de los ojos girán- dolos rápidamente del lado del Evangelio al de la Epístola, observé en el Santo Cristo de la Ago- nía que del color no pálido que la santa imagen tiene pasaba en momentos a uno violáceo obscuro para terminar en color terroso con las faccio- nes cambiadas por completo, dando a la imagen un aspecto en el que resultaba divorciada y sin carácter la escultura entre los ojos abiertos en una cara que ya no era del estado agónico, ni mucho menos de preagónico que representa, y el de cadáver frío y rígido que dicha cara demanda- ba. Por la tarde, al tiempo de partir, volví a ob- servar la mirada como por la mañana, con cambio de posición. — Valerio Flores Estrada, abogado del Estado. » Estas notas podrán merecer la sonrisa de los descreídos pero edificarán a los creyentes. La lla- ma de la ciencia pura, de la ciencia verdad, no se desdeña de vivir a la lumbre del misterio; de él quiere recibir mayores crecimientos de luz, y en lugar de huir la presencia de los misteriosos, se asocia a lo que no comprende para comprender mejor. Es el credo ut intelligam, de San Agustín. El doctor Royo Villanova, rector de la Univer- A

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