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so e Limpias; eran personas de todas las ciudades, de todas las clases sociales que veían el milagro; Cristo entreabría sus labios; Cristo movía los ojos ; Oristo respiraba agónico, pero vivo. Toda la montaña se desplomó sobre Limpias presa de veneración; luego Vizcaya, Asturias, Guipúzcoa, Salamanca, Galicia, ete., como arrastradas por una fuerza del cielo acuden a los pies del Señor. La imagen seguía mirando de un lado a otro, los videntes describen con seguridad, con firme- za, con exactitud pasmosa, el movimiento de los ojos; las flexiones de los labios; la respiración del pecho; el cambio de colores; el correr de la sangre de las arterias divinas. ¡ Sí, lo ven ! lo ven y juran lo visto, pero no lo ven todos ni lo ven siempre. Peregrinaciones. Más de cien peregrinaciones han llegado ya a venerar la prodigiosa imagen del Cristo de la Agonía. Empezaron los de Colimbres y sin cesar acuden de todos los puntos de España. El 1* de junio de 1919 se celebró la de unas doscientas obreras pertenecientes al sindicato de la Inmacu- lada de Santander; el prodigio fué visto por un gran número de ellas, siendo una de las primeras que lo observaron, la distinguida hija de la seño- 'a marquesa de Las Heras. Cuatro días más tarde

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