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— 233 — más que nosotros y hace todas las cosas con sua- vidad. » Con estas palabras tan delicadas y espiritua- les se pone en el verdadero puesto que corres- ponde a un católico y a un publicista que escribe y discute de buena fe. Nosotros podemos ahogar en la tinta con que se trazaron esas palabras to- das las que en el curso de su libro hemos leído menos respetuosas o menos oportunas a una dis- creta imparcialidad. Es verdad que todavía se complace el ilustre padre en meter algo más hon- do el bisturí de su crítica en el corazón de los cre- yentes, al recordar al padre Teixidor, que dedicó sus afanes a degollar leyendas. Si los agudos golpes de su razonar y de su es- tilete obedecen al deseo de que se afine más el elemento comprobativo nada tenemos que oponer, Lamentaríamos que estas intenciones sólo fuesen como un pretexto para herir mejor y a mansalva opiniones también respetables. Refiriéndose a la comprobación del hecho de Lourdes dice : « Hay que recordar lo mucho que se afinó en las com- probaciones de los testimonios; el hecho mis- mo de las apariciones se examinó con un rigor científico que asombra. » Cierto... y a pesar de €SO... También llegará la hora de hacer lo propio en lo referente a los fenómenos de Limpias; pero 8i todos hubieran tomado la postura de combatiente