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— 230 — lindezas de estilo con verdadera saña contra el hecho de las visiones. Si él hubiera recordado lo que Santo Tomás enseña aquí, hubiéranos ahorra- do hartos motivos de sorpresa porque parece que su teoría es que debería verse necesariamente por todos los presentes si fuera real y objetiva la apa- rición. Bien es cierto que cree imposible que en aquellos fenómenos intervenga el cuerpo glorioso de Jesucrioto. Hemos ya dicho que, para el caso, de todo lo que escribió el señor Camporredondo y escribimos los demás, basta decir sencillamente que pudo allí registrarse una intervención divina. v Respecto a si puede ser efectivamente real la visión, porque unos la vean y otros no, lo que leemos en el Angélico facilita la explicación afir- mativa. En el estado glorioso, según el Angélico maestro, erit summa obedientia corporis ad ani- mam, ergo corpus videri poterit, vel non videri secundum voluntatem anime. Lo más donoso del asunto es, que el padre Urbano cita la cuestión donde el Angélico trata estas cosas en la misma página donde escribe estas palabras: «luego está en el mismo tiempo, en el mismo lugar la imagen para unos y no está para otros. Viene después una especie luminosa que debía ser vista por to-

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