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298 — De esta doctrina a la que se establece en la hi- pótesis debatida no hay diferencia alguna. Podrá decirse que no es el mismo cuerpo definitive, pero al fin es cuerpo real y verdadero de Jesucristo del que se trata en la cuestión propuesta. Suárez, después de exponer con el peso abru- mador de su persona las tres posiciones de la cues- tión, añade : Ex is ergo tribus modis dicendi ¡llum unum simpliciter et absolute verum existimo, Ohris- tum scilicet post Ascensionem aliquando in terra Fuisse... An vero tunc Celo adfuerit nec ne incertum mihi est et fortasse aliquando simul fuit in utroque loco (Ibid. n. 6). Díganos el padre Urbano si esta doctrina re sulta próxima a herejía porque digan los símbolos que Jesucristo subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre... Los escolásticos repugnan el prodigio de la multilocación y por eso restringen al menor nú- mero posible las apariciones reales de Jesucristo glorificado... Esta es nuestra posición en el pre- sente caso, y al colocarnos en esta postura no es- tamos ciertamente solos. Ribet, en el tomo Il, ca- pítulo IV, página 55, parece estar con nosotros en una obra escrita ex profeso sobre la mística di- vina. El cardenal Bona, que no es un indocumen- tado en achaques de mística y de teología, dice a su vez las siguientes palabras que por ser tan cla- ras vamos a transcribirlas en latín: Nec ulli du-

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