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— 216 — menester ir con aviso hasta guardar tiempo del fruto que hacen estas apariciones e ir poco a poco «mirando la humildad» con que dejan el alma y la fortalece en la virtud; que si es el demonio, presto dará señal y le cogerán en mil mentiras; si el confesor tiene experiencia y ha pagado por estas cosas, poco tiempo ha menester para com- prenderlo, que luego en viendo verá si es Dios o imaginación o demonio, en especial si le ha dado Su Majestad don de conocer espíritus. Lo que es mucho menester, hermanas, es que andéis con gran llaneza y verdad con el confesor. Con éste no andéis turbadas ni inquietas, que aunque no fuese Dios, si tenéis humildad y buena concien- cia no dañará. » « Parecíale mal (a un gran letrado) lo que algu- nos aconsejan que se den higas cuando en sí vie- sen alguna visión, porque decía que adonde quie- ra que veamos pintado a nuestro rey, le hemos de reverenciar; y veo que tiene razón (morada sex- ta).» Pone la santa, tomado de ese gran letrado, la comparación de un gran pintor que aunque malo él supiese retratar a Nuestro Señor, que lo había- mos de apreciar. Asunto es este que hemos tra- tado más de propósito en otro libro.

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