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— 213 — pórea y personal la aparición de Cristo a San Es- teban. Puede no opinarse como nosotros, pero no puede negarse razón de gran probabiildad a este parecer. Creemos sinceramente que esto de que unos veamos y otros no, no sólo no prueba la condición meramente subjetiva del fenómeno, pero ni da derecho a la duda por sí solo, máxime cuando las apariciones dejan ejemplos y frutos saluda bles. Finalmente, Santo Tomás fué de los primeros y más acérrimos defensores del testimonio del sentido de la vista. Creemos que el modo de ar- gumentar del padre Urbano conduce a un escep- ticismo en este sentido. ¿Quées eso de rechazar... « las apariciones » ? Con insistencia más que regular se reproduce la teoría mística de que es « más seguro rechazar las apariciones que recogerlas ». No está la equi- vocación en la sentencia, sino en la inteligencia de ella. Es muy aventurado el exponer el tema de las «apariciones» como lo hace el padre Urbano. Aduce la autoridad indiscutible en achaques de ascético-mística del Santo de la « Noche obs- cura »... Pero, creemos lealmente que San Juan

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