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Arte y Vida. La pintoresca villa encierra dentro de sí, como en estuche y relicario, un no despreciable caudal de arte. Ciertamente, como decía Leguinot, todo arte es vida; pero hay un arte como hay una vida trascendental. No es el «arte por el arte » lo que ha realizado mayores maravillas; la finalidad artística, su objetividad y anhelo debe de ser algo digno del hombre integral. <« La religión cristiana está tan prodigiosamente formada, que es, por sí misma, una verdadera poesía », escribió el autor de Genio del cristianis- mo; lo mismo podemos decir en lo que hace al arte. No existe para nosotros la religión del arte; pero existe el arte de la religión ; por eso, todo desarrollo religioso lleva un fermento de vida artística, o para decir de una vez, la religión es madre del arte y el arte es hija de la religión. No es el caso de historiar la vida artística en sus diferentes manifestaciones; la historia del arte religioso es como un cielo cuajado de zafiros; la religión es, según la llaman los artistas, como la llave que abre los tesoros de la inspiración. Por eso también ocurre que las obras más artís- ticas infunden generalmente mayor recogimiento y devoción.!

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