BCCPAM000R09-1-32000000000000

en las alusiones del suelto de Rosas y Espinas. Seguramente, por demasiado modestas nuestras demostraciones, no llegarían a conocimiento del padre Urbano; pero también debemos declarar francamente que tampoco llegaron a nuestro co- nocimiento las alabanzas y aprobaciones que dice mereció su libro de parte del episcopado y gente de pro. Lo que sabemos es que un periódico de la capi- tal montañesa, que suele reflejar la opinión del pa- lacio episcopal, desaprobó el modo de producirse del padre Urbano en dicho libro. Es por otra parte inexacto y de todo punto erróneo que nosotros, los que más o menos abier- tamente nos hemos manifestado en favor de los sucesos, hayamos sido jamás « amigos de milagre- rías no de milagros racionalmente probados...» Es inexacto y calumnioso afirmar que seamos « nube de milagreros con ribetes de superstición, que irre- flexiblemente hablamos y escribimos para meter ruido sin propósito firme de buscar la verdad... ». Dice el padre Urbano que en el libro referido «él no niega nada fuera de loque no pueda ni deba admitirse ». Según él lo que no pueda ni deba ad- mitirse es una intervención divina en aquellos sucesos... Si eso no ¿qué es lo que no puede ni de- be admitirse en ellos 1 En un número de la propia Revista (oct.-nov.) se dice que la cuestión quedaba resuelta definiti- 13

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz