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— 186 — admitía en centros y revistas extranjeras, pero me daba pena la nube de milagreros con ribetes de superstición que irreflexiblemente hablaban y escribían para meter ruído sin propósito, diríase, de buscar la verdad ». En vista de este suelto tomamos la pluma para decir algo que nos interesa y debe interesar a la verdad. En octubre de 1919 escribió el padre Urbano varios artículos con la misma sana intención de orientar el asunto... A nuestro leal juicio la orien- tación que daba el padre Urbano era negativa, in- cluso opuesta a la opinión corriente, y además en los artículos se aseveraban cosas inexactas res- pecto a lo que ocurría en Limpias. Algunos entre ellos, el señor Camporredondo, canónigo de San- tander, que como más cercano al teatro de los su- cesos debía estar informado históricamente, replicó al padre Urbano en sentido harto concluyente. El reverendo padre se dió, por lo visto, por ofendido y contrariado, y apareció el libro a que se ha alu- dido, escrito, así lo creemos, con el fin de orientar mejor y más científicamente la opinión. Dicho li- bro contestó el que esto escribe en una serie de artículos que aparecieron en El Pueblo Vasco, de- jando la serie incompleta por haber tenido que embarcarse para América, No sabemos si estos humildes escritos que se publicaron con firma del autor, estarán incluídos