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que acude sana completamente a Limpias a testimo- niar con su presencia el prodigio y a caer de hinojos ante el Santo Cristo de la Agonía de Limpias. Una señora, muy conocida en Santander, tuvo la desgracia de caerse en la escalera de su casa y rodar algunos escalones, lo que le produjo, aparte de otras lesiones de menor importancia, la ruptura de la cla- vícula y dislocación del codo; el médico que la asistía procedió, después de las curas, a escayolar el brazo contusionado, manteniéndolo así dos meses, al cabo de los cuales fué substituído el tratamiento por un ven- daje especial, que obligaba a la paciente a llevar el brazo en cabestrillo; en esta disposición y siendo pre- sa de grandes dolores, los que el médico ofrecía hacer desaparecer con un largo y penoso tratamiento de ma- sajes, se incorporó la señora a la peregrinación con- memorativa de Santander; en Limpias comulgó y asis- tió a los cultos de la mañana, marchando por la calle a la residencia de un médico amigo suyo próximo a aquel lugar y con quien quería consultar sus lesiones, siendo grande la sorpresa del médico y la enferma al quitarle el primero el vendaje y no encontrar nada anormal en ella ni conseguir provocar en la paciente dolor alguno por más intentos que el facultativo hi- ciese para lograrlo. Esta curación la atribuye la señora lesionada a la mediación del Santo Cristo de la Ago- nía, cuya intercesión invocó en los cultos de la ma- JAWna.

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