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— 182— Los familiares de la enferma empezaron a rezar una novena al Santo Cristo de Limpias, y a los nueve días la citada señora se encontraba restablecida. Una señora, de Abrigal de los Aceiteros (Salaman- ca), que cuenta en la actualidad veintiún años de edad, a mediados de abril último, fué atacada de una fuerte bronconeumonia, apreciando el médico que la asistía desde los primeros momentos la gravedad del caso e indicando a la familia de la paciente la necesidad, para satisfacción de todos, de celebrar una consulta con al- gún otro compañero de su noble profesión. Verificada la consulta con un médico de gran fama por toda aquella comarca, diagnosticó la misma gra- vedad que desde el principio había advertido el mé- dico de cabecera; la enfermedad siguió su curso hasta el punto de que hubieron de administrarle a la enfer- ma todos los Santos Sacramentos. El día 23 de abril, fué mortal para cuantos rodeaban a la enferma porque durante él esperaban de un momento a otro el triste fin de aquella vida. En aquellos instantes de la ago- nía, recordó el padre los prodigios que habían llegado a su conocimiento atribuídos al Santo Cristo de la Ago- nía de Limpias, del que conservaba una estampa a la que, con la fe y el fervor que es de imaginar en quien se encuentra en trance tal, encomendó la salud de su hija. La ya moribunda abrió los ojos vidriosos y los po- s6, si aquello podía ser una mirada, en la estampa que su padre había colocado cerca del lecho de muerte. Después, una mejoría que se inicia y se consolida con asombro de cuantos la veían, y, más tarde, la joven arrancada milagrosamente de las garras de la muerte,