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— 1718— rificar allí, en Limpias, a su Divino Hijo Crucifi- cado, bajo su acción misericordiosa para con los hombres. » La carta del médico a que nos hemos referido está dirigida a un compañero de profesión, dándo- le cuenta, sorprendido, de todas las faces porque pasó este extraño proceso clínico, extraño cientí- ficamente considerado... De otros, más asombrosos aún tenemos noti- cias, que vamos dando a la publicidad a medida que las circunstancias nos lo aconsejan. Con referencia al anterior que publicamos ha- ce unos días, y que ha sido reproducido por va- rios periódicos y revistas, relativo a una señora que fué desahuciada por la ciencia, en Guareña (Badajoz), tenemos que hacer una aclaración que aumenta lo extraordinario de aquella gracia tan portentosa (1). AMÍ el alivio de la enferma al aplicarle la mi- lagrosa reliquia, fué instantáneo, determinando un restablecimiento sin convalecencia. Al establecer el piadoso contacto sobrevino (1) En Sevilla la joven Antonia Cobó y Gómez, natural de Linares (Jaen), se halla a las puertas de la muerte, deshauciada de los tres médicos que la asistían; al apli- cársele sobre el corazón una estampa del Santo Cristo de Limpias quedó perfectamente curada, de modo que al mes ya estaba con sus condiscípulas en el colegio de las her- manas Esclavas Concepeionistas.