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fervorosas y santas, y que es concedido cuánto y cómo se pida, no tengo más remedio que excla- mar: « Aquí esta el dedo de Dios ». Sigo examinando el caso para buscar una ex- plicación dentro de lo normal, y para esto me he aplicado al estudio del mismo en los días trans- curridos desde entonces. He consultado a Charcot, uno de los más notables neurólogos medernos, que ha dejado consignado su saber en un extenso libro que es conocido de la mayoría de los médicos, ti- tulado Obras completas de J. M. Charcot, Leccio- nes sobre las enfermedades del sistema nervioso. Pues bien; en el tomo primero, página 351, es- cribe: « Haceos cargo, señores, de la ausencia de la parálisis facial y de la desviación de la lengua cuando es sacada fuera de la boca. » (Esto en los :asos de hemiplegia histérica.) « Vosotros sabéis (continúo traduciendo) que, al contrario, estos fe- nómenos existen siempre en cierto grado de la hemiplegia por lesión en foco del cerebro. » Pone también una nota monsieur Charcot; para corroborarlo, esta nota expresa: «Que según mon- sieur Hasse se debería a monsieur Altaus el ha- ber señalado la ausencia de la parálisis facial en la desviación notable de la lengua hacia la iz- quierda (lado paraliticado), como testimono, sin duda, de que su hemiplegia no ha sido histérica sino por hemorragia cerebral. » Don Vicente tiene para esta enfermedad con-

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