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con un actode voluntad; de suerte que, como el mi- lagro excede a las fuerzas de la naturaleza y el curso ordinario de ella, siempre que se produce un efecto que no puede ser producido por ninguna causa creada, y por el modo de verificarse o por el sujeto en que se verifica está fuera del curso del orden natural, hay lo que llamamos interven- ción de Dios, y por ende, milagro (1). En el caso de Limpias ¿existe algo de esto? Sí, existe supuestos los fenómenos que se observan; porque una escultura inerte no puede tener movi- mientos de ojos y labios, ete., por sí misma. ¿Po- dría darse ciertamente un artefacto tan bien or- ganizado que pudiera darnos esa sensación ? No lo negamos; pero en Limpias no hay preparación ninguna para que se produzcan los efectos que se producen; aquellos fenómenos tienen lugar sin aplicación de causa proporcionada en lo na- tural. Lo mismo que al multiplicarse panes de trigo y cebada sin trigo y cebada hay milagro, al verificarse aquellos movimientos sin medio ade- cuado hay también milagro. Cuando una causa creada puesta con todas las (1) Para que haya milagro no basta que un efecto sea supra naturam, tiene que ser preter ordinem natura (Benedie- to XIV). La conversión de un pecador es un caso que está en ese plano, pero como no es preter ordinem natura, no se llama milagro. Puede decirse lo mismo de los efectos de los sacramentos.
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