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una pintura de la Virgen Santísima venerada en Rimini, mudó de semblante, expresó varios efec- tos y movió los ojos delante de muchos testigos, ciento de los cuales, dice el padre Mir, «informa ron sobre la verdad de caso tan prodigioso ». No está, pues, fuera de un marco histórico el acontecimiento que se repite en Limpias; toda- vía podríamos ampliar este aspecto de la cuestión con varios sucesos que se refieren modernamente del Cristo que se venera en la parroquia de San Sebastián, de Madrid, y de otros antiguos, como el del Pardo, que omitimos de propósito por no abusar de nuestros lectores. Pero no resistimos al deseo de poner un broche a este capítulo de Recuerdos históricos notando la veneración con que Alcoy conserva al Santísimo Niño del Milagro, que desde el siglo XVI perma- nece inclinado. El caso fué que un malvado robó los vasos sagrados de la iglesia, causando un in- menso escándalo y se descubrieron las Formas Sagradas por indicación de aquel niño, que con su mano derecha quedó señalando el lugar dónde se ocultaban las preciosas formas. Los milagros. Son hechos sobrenaturales, extraordinarios, sensibles, que exceden por ende las fuerzas y exi-