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00): Líbano a un niño de 14 años. Ni Berh el niño del Líbano, padecían entonces alu ni autosugestión alguna; está reconocida lidad de la aparición, y en prueba de ello a dos dijo la Virgen que cavasen en la tierra y h: llarían una fuente y la fuente brotó con aguas mi- lagrosas, y la fuente y el agua como las curacio- nes son fenómenos objetivos. La iglesia donde se obró el milagro del monte Líbano (1887), es grie- y la de Lourdes católica y francesa. ga católica ] Muchos que estudian este caso confunden estas visiones trascendentes, con las alucinaciones. Co- mo según la ciencia la alucinación es «una sen- sación percibida sin objeto propio », como la ¿lu- sión «es una sensación mal interpretada », dicen que no siendo objetiva la visión debe clasificarse como alucinación o ilusión. Nada de eso. Podrá decirse eso en el orden pu- 'amente natural, pero no cuando hay señales y pruebas de una intervención transcendente aun- que el objeto material de las visiones no sea real y externo. La intervención de Dios aunque sólo se verifique en el sujeto representando en la re- gión sensorial y en la retina lo que no existe en la realidad, es un suceso prodigioso, es un mila- gro. No es nuestro caso como el del licenciado Vi- driera de Cervantes, que creía tener un cuerpo de cristal sin tenerlo; o de otros enfermos que se quejan de tener cuerpos extraños en el organismo,

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